-Es una casa mal ventilada, de platos sucios que
huelen a pocos metros de los sillones dispuestos en L del salón principal. Es
una familia que lo pagó todo a plazos.
-Te das cuenta que lo pagan todo a plazos porque la grama
del patio no pega nunca, hay parches amarillos, partes sin nada, no se pueden
pagar las plantas a cuotas, ¿te das cuenta? La sala está inmediatamente después
de la puerta principal, que es de metal, una puerta negra con una ventanilla
que se abre hacia adentro para ver quién toca. El equipo de sonido Xploid es
tal vez demasiado grande para la casa. Te hablo de esas colonias
que parecen Nuke towns, residenciales que en verdad se miran como centros para
pruebas nucleares. No hay vecinos, al menos casi no se ven, solo perros que le
ladran a todo. Teléfonos sobre guías telefónicas de 2002 que reciben llamadas
de la Curacao advirtiendo el retraso en los pagos: la estufa de gas, el
hornito, la lavadora, los sillones dispuestos en L pendientes de cancelación.
-Abrís y das directamente con el que ve la T.V, el padre de
familia, que a veces es un gordo chaparro que ve la tele con poco volumen y una
camisa deportiva de poros de ventilación abiertos marca Champion y en la mano
un vaso con diseño de flores lleno con licuado de frutas, unos Crocs genéricos en el suelo, inmediatamente
después del sillón. Es un piso de cerámica blanco, siempre blanco, Joshito.
Toda la casa huele a lo que se hizo en el almuerzo, hay unos boquetes en la pared
para enchufes o para colgar focos que están pendientes de instalación, sólo ves
los cables y la cinta adhesiva negra en las puntas. Nunca alcanzan las sillas
del comedor, es muy raro y no falta una Big Cola en la refri con los
jugadores del barca en la etiqueta del envase, una bolsa de guineos con moscos
flacos alrededor de la penca. Los cuartos del segundo nivel no tienen muebles,
una mesa de noche con un frasquito de agua bendita y una virgen de arcilla
blanca, nada más. Después las cortinas, que son de esas que no logran blocar el
sol, que son demasiado transparentes. Los baños siempre están recién cagados
por la misma falta de baños que no permite la alternancia, tiran aerosol en exceso que sólo endulza el olor del popo y el que se sienta a cagar mete la
cara en el cuello de la camisa para respirar menos, para filtrar un poco la
mierda a través de la tela.
Perros french puddle sucios… Mazdas retocados… Guacales
que flotan y pegan contra los bordes de la pila… Una pila que resulta
imprescindible, aún en casas modernas. Cumpleaños de tener que molestar a otra
familia y pedir prestadas mesas plásticas, llevarlas en un pickup flaco hasta
la casa, hasta el patio de enfrente, ponerles manteles plásticos, generalmente
adornados con flores o imágenes de chiles pimientos; llenar una hielera con
cerveza de lata, pasar un pastel de colores chillones, cubiertos desechables que rompen los platos
de duroport, rancheras y tíos que se acercan demasiado al hablar y ese aliento frío
de la cerveza, del último trago que dieron a la Dorada Ice. Celebrar con sillas que se
rompen y carcajadas agudas de un primo gordo que se viste como narco, un perro al
fondo que ladra constantemente a 10/11 balcones de distancia. Una adolescente morena que se fotografía en el espejo del cuarto que comparte con su hermano y se desnuda cuando no hay nada que hacer y sueña, casi todos los días, con irse a la reverga del mundo.
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